miércoles, 27 de agosto de 2014

Vivo para vivir

Vivo golpeándome contra las puertas, las ventanas, los muros, el viento, buscando una rendija, por la cual colar la cabeza, y desaparecer de este espacio.
Vivo buscando pasadizos, caminos que acorten el recorrido, senderos que atraviesen los mapas urbanos, subterráneos por donde escapar del espacio que apresa.
Vivo recorriendo soluciones, esperando encontrar la que encaje a la perfección, en mi planteamiento de vida. La que cubra el desaguisado en el que me encuentro, y organice mis pensamientos. Y estructure el territorio donde me asiento.
Vivo empeñado en sortear los obstáculos que pretenden dificultar mi recorrido. En encubar mis sueños, y desenterrar mis ilusiones, empeñado en vivir mi otra vida, lejos de las garras de las carencias.
Vivo para vivir, sentir el viento y la lluvia, ser ave de paso, que siempre regresa a su hogar, actor de un sin fin de papeles, guionista de un quehacer cotidiano, reinventando los orígenes de mi pasado.
Vivo espantando huecos deformados por la abundancia, esfumando los aires contaminados de desesperación, las normas prefijadas, y el destino marcado, para ser un sentido en la existencia.
Vivo empeñado en derrumbar muros, desfigurar fronteras, y expandir espacios. Rastrear los matojos de un otoño, paseando por su alfombra de hojas secas, destronar las certezas que condenan, y florecer en la primavera.
Vivo para vivir, aún a costa de morir previamente. Vivir a cualquier precio.
 

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