viernes, 29 de agosto de 2014

Exigencias de un querer

Exigencias de no querer a semejantes, en posesivo compromiso de fidelidad, imponiendo fronteras al viento, recluyendo la pasión en contratos de compromiso mercantil. Renunciar a la libertad de ser, por un pasado que atrás quedó, y así menguar el esfuerzo de renacer los rescoldos del deseo, de impedir que la llama se extinga, ni ser quemados por ella, obligados a vivir a media, ante peligros que acechan, como si la vida fuese una enemiga. Imponiendo sacrificios de obligación, que no de devoción que exige certeramente.
Posesivos comportamientos se imponen para mantener la ilusión, la fuerza del compromiso que recluye al desván el amor, la piedra filosofal buscada, en supermercados de emociones artificiales. Cumpliendo con la normalidad, todo lo contrario que solicita el cariño, para poder entrar en el alma menguante. Exigencias de un guión ancestral, tradición que no se puede romper, y reduce los riesgos a tardes de hastío, donde se consume deseos, mas no se les vive, no sea que nos hagan un descosido.
Reducir la existencia a cubículos bien organizados, no sea que el caos de la vida nos desarme la cordura insana, y así castigamos a quien no consume, según el pacto tácito del contrato silenciado, y dedos acusadores condenan al destierro de los jardines programados, donde la vida es una mera organización, repetida en sucesivos pasos diseñados para el buen funcionar. Desechando lo que se niega a ser esclavo de la voluntad, aspectos ingobernables para el humano razonable, de buena voluntad.
¿Y cómo impedir que la pasión arrase?¿cómo lograr que los aires de libertad no rocen a corazones repletos de deseos?¿cómo impedir vivir? si renegamos de la vida, exigiendo contratos donde forzar compromisos no sentidos, sorteando heridas inevitables, ¡¿cómo impedir la soledad?! si no es por la entrega sin reservas, si no es por alimentar la llama de nuestro altar, si no es jugando cual niño en la vida, si no es reconociendo al ser que comparte vida, dejando que su experiencia nos contamine. 
Ser fiel al sentir, renunciado a las formas, en libre voluntad, que se reencuentra cada día, sin que exista un mañana, desarmando los tejidos largamente trenzados, para dar otro vestir. Ser fiel al cariño que nos regalo la existencia, rompiendo contratos que convierte en objeto de consumo las emociones. En posesión el compartir, en reclamo de deuda a nuestro actuar. Transacciones mercantiles abocadas al fracaso, dejando un agujero de vacío y pérdidas, perdidas de lo que no viví. Las que más pesan en el corazón.
 

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