domingo, 10 de agosto de 2014

Sentir hasta el túetano, llenándome del aire que respira. Consumiendo cada segundo, para alejar la ausencia que permanecerá tras la estela. Añoranza del segundo anterior, cuando contemplas la noche. Añoranza del espacio lleno de vida, que se congela hasta nuevo amanecer. 
Estremecimiento del cuerpo, empapado en emoción, en ríos de vida reclamando su alimento.
Recuerdos mantienen la espera, el estallido del mundo, en pedazos de corazón. Sabor que refresca el deshidratado espíritu. 
En el tiempo se escucha ecos de los segundos donde la vida se manifiesta, ecos de anhelos imaginados. Sonidos que mantiene el fuego de los dioses hasta que se alimenta en nuevos encuentros de pasión.  

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