miércoles, 30 de julio de 2014

En pañales se nace tras el dolor que he de tragar para lograr invitación al jardín de las delicias. Desconozco el motivo de tanta indefensión, y cual es su razón de existir, mas así es cada día de la existencia. Por más que reconozco que merezco ser feliz, exijo la felicidad, y responde su precio, el pago que he de asumir de ello. Dilema que se saborea agridulce, mientras se decide.
Sangro agua del mar por los ojos, salada agua desbocada, tanto en la tristeza como en la alegría, agua que pule la superficie que fue modelada a fuego, entre deseos y despedidas. 
Empobrecido el ego, reducido a la mínima expresión, entierro su sobrante en el camposanto de los recuerdos y frágil e indefenso toca emprender camino incierto y mal señalizado, temeroso y expectante emprendo los tímidos pasos iniciales. Otra vez sólo, con las manos vacías voy haciendo méritos para pertenencer a la nueva comunidad, para explorar los nuevos retos.
En pañales prosigo por una senda inventada, a la cual convertir en real en cada acto nuevo.
Risas y llantos en un suspiro del tiempo permanecen, signos de la alegría y la tristeza, dolores y felicidad permanecen en el breve instante de respirar. Besos y reproches surgen por los mismos labios deseados y rechazados, mientras se grita al silencio las injusticias o suerte que la vida ofrece. Calificaciones que interpretan el mundo ingobernable. Justo o injusto hecho añicos al impulso de la vida, que exige lidiar la suerte que toca, manchándose de su sangre, signo de vida irrenunciable.
Así es su naturaleza, imprevisible y demoledora en su quehacer, no adaptable a pensamiento alguno, mientras somos sus criaturas expuestas a sus temporales. Incomprensibles a nuestras verdades, indefensos ante su voluntad. ¿Qué hacer pues? sólo lidiar con los elementos, viviendo el dolor y la alegría fugaces de un suspiro de vida.
Revuelo en la nada
imagen fija del todo
nocturnas noches pasadas
donde el olvidar el viejo lodo.
Lágrimas futuras
regaran las grietas curtidas
reprimendas a vacías torturas
de batallas perdidas,
sufrimiento engendrado
en suelos resquebrajados
polvo disuelto de enamorado
en destinos barajados.
Cantan al alba sonrisas
destilando victorias en lo perdido
cantan pausadas sin prisas
danzando con viejas heridas.
Triunfos se avecinan
oteando el horizonte permanecen sus vecinas
esperando el abrazo de deseos añorados
liberadas de oscuros pasados.
Triunfante alza su mirada
abarcando toda luz de la mañana
recorriendo los paisajes de la amada
sedienta de la pasión que mana
boca que sana.
 

martes, 29 de julio de 2014

Un acto de valor.

 Un acto de luz, de claridad suprema permitiendo ver la realidad en toda su desnudez, conlleva un grito de valentía. Un desarrollo de semiinconsciencia que conduce a la verdad que espera tras el velo de la confusión, salto mortal al vacío confiando en la providencia, y un acto de desnuda sinceridad desgarrando las vestiduras de la formalidad, nadando en remolinos de dolor que alimentan la felicidad esquiva.
Dolor que acompaña al nacimiento, nacimiento que surge sin el dolor que impulsa a la vida. Luz que que necesita oscuridad, oscuridad que se ilumina con la luz, claridad que perte de la confusión, confusión ordenada en la claridad y todo ello en el instante preciso de asumir la decisión que cambia el resto de tu vida, en el momento de recopilar fuerzas de valentía para ser abrazado por la incetidumbre de la vida, rendirse a sus brazos, ser herido para pulir la imagen perfecta de nuestra esencia.
En el tiempo en el cual recorres el cuerpo excitantes hormonas del alma, deseos irremplazables burbujeando por mi sangre ardiente, momento de saltar sin red, y aventurarse a ser explorador de lo desconocido, sin esperar a acertar o errar, simplemente huir del amordazamiento, una vez calrificado toda confusión. Gritar el valor que derriba muros invisibles. Porque hoy llegó el minito del cambio para el resto de mi vida, porque hoy siento mi aventurero apoderarse de mí.
Hoy es una luz nueva que ilumina el mismo escenario, mostrando sus imperfecciones, espejos muestran los inumerables matices de mi rostro y sus miradas el hogar puro de mi necesidad de vivir.
Gracias por desarmar mi realidad.

jueves, 24 de julio de 2014

El verdadero paraiso

El verdaero paraiso es la juventud, la niñez el el reino de los sueños. En la juventud es donde despertamos a la sensualidad, a la aventura, a la autonomía, donde nos enamoramos de tal modo que queda grabado en nuestra memoria. Es el lugar donde volvemos para refugiarnos, o para recordar aquellas decisiones que nos marcan de por vida, donde en ocasiones nos sentimos vivos plenamente. Es el verdadero paraiso, del cual podemos ser expulsados de forma voluntaria, o forzosa, y añoramos cuando atravesamos momentos difíciles, o simplemente recordamos nuestra banda sonora. Es la etapa más intensa que vivimos, más espontanea, menos limitada de nuestra vida, donde la responsabilidad se asume para seguir experimentando, en la adultez retomamos en ocasiones.
Es el paraiso que perdemos cuando nos convertimos es homo responsables, y planificamos el futuro, algo que no sucede en la etapa de la juventud, donde aún queda resquicios a soñar no como un imposible. Viviendo cada instante, cada día cual último.
Es la etapa donde nos perdemos sin preocuparnos, y nos hermanamos alegremente. Es la etapa que buscamos el resto de nuestra existencia, despreocupada en intensa en emociones, el verdadero paraiso.
El mundo esta ahí para disfrutarlo, para comerselo aunque se nos indigeste. El momento de madurez como potencial donde sentimos nuestro crecimiento personal.
La vida es una fiesta que nos hiere y nos sangra dejando las huellas más profundas de nuestra vida. Atrevidos abordamos los riegos para lograr nuestros deseos, y caemos al inferno para volver a levantarnos.
Lloramos con toda nuestra tristeza, y reimos con toda nuestra alegría, sin apenas sentirnos angustiados ni deprimidos.
Es una etapa de actividad frenética, y sabiduría que acumulamos para aplicar a posteriori. El lugar a donde queremos regresar en la oscuridad de nuestra adultez, en el instante donde todo se hace pesado de aburrimiento. El paraiso al alcance de nuestra mano.

miércoles, 23 de julio de 2014

Sentado

Miro a través de la ventana el cielo que me acompaña, bandadas de pájaros me transportan a lejanos paraisos, inalcanzables para los parqués bursátiles. Espacios en los cuales ser una esencia de mí mismo, diluida por el aire que respiro. 
Me siento en mi ventana en las horas del atardecer, a la par que mi persona recorre los otros paraisos, y como banda sonora suenan el trinar de pájaros. Me siento con todo el peso del cansancio acumulado, y regurgito los pesares que guarde en mi estómago. Respiro mi esencia, la cual me relaja, y me dispone a soñar y sentir lo que el mundo me negó.
Sentado observo las tonalidades de luz que el cielo compone. Sentado me acojo y recojo las perlas que el dolor creó. Sentado me alejo de una vida que no me pertenece, y reclamo la existencia de la cual soy parte. Sentado limpio las cavernas solitarias de mi corazón, altares que antes fueron hogares de quienes compartieron instantes conmigo, y hoy ya no están. Sentado espero el reflejo de mis deseos, el destino que subyace a en mis voces, en mis llantos, y en mis sonrisas. Sentado afronto el dífícil momento de ejecutar decisiones, de escoger opciones. Sentado realizo todo esto aislado de un mundo frío, en las alturas de mi casa.
Así llega la noche, y con ella la calma y la lucidez necesaria para ver mi verdad, ajeno a tanto ruido, a tanto consejo, a tanta verdad oficial. Así añoro la ternura que necesita mi piel, la mirada profunda que me refleja, desnudo de juicios de valor, en el rostro hermano de quien guarda mis palabras más verdaderas, mis voces más sinceras. El silencio de la noche, es el que aclamo en el día que me desgasta cruelmente, envuelto en preocupaciones y duras derrotas, logradas como triunfo. Por ello me entrego a mi ingente fantasía que me rescata en la torre inexpugnable de mi hogar.
Realidad alternativa a la existencia visible, que me transporta a ficciones más intensas, más puras que el drama vivido.

martes, 22 de julio de 2014

Un mundo aburrido

El mundo me aburre, no hay nada en estos instantes que me interese, es un encefalograma plano, un hastío cotidiano robando energía. De vez en cuando surgen chispas ante las cuales activa mi emotividad, instantes fugaces, cual migas de pan que recorre un camino oculto. Una compañía, un paisaje, un relato volviendo a un estado de hastío, y hartazgo donde la rutina aplasta la voluntad. 
Es hora de partir recogiendo las migas, abandonar lo cotidiano y emprender nuevos vuelos, dejando olvidado este insistente aburrimiento, mas cuesta saber por donde empenzar, no por no intuir, sino por deborar las energías por su insaciable hambre, hasta tal punto de no tener ganas de moverse. 
Me cansa el mundo con sus permanentes colores, sabores, olores, y representaciones dramáticas, representadas cada día, me cansa hasta mis propio drama, mi situación que no desea abandonarme, la dependencia económica, que frena los impulsos surgidos instantaneamente, el razonar constantemente y una búsqueda centrada en salvarse y resistir. Es hartazgo contemplar el mismo cuadro por la mañana, atrapado en una tela de araña de la que parae imposible escapar, mientras deseo emocionarme a cada momento.
¿Será el momento de imbuirme en mi, y desoir al mundo que me rodea? ¿Será el instante de pasear por mi fantasía y llenarme de sueños que me rescaten de esta monotomía?
Llenarme de de besos y abrazos pasionales y fratenales, de luz y noches estrelladas, de amor por lo que realizo, sin más. Sentir al niño que encontraba el modo de evadirse y así prevenir el hastío, aquel capaz de sentarse en el pollete de la ventana, o recorrer montañas, o vivir mil formas de vida familiar, todo ello desde la cama o mirando a través de la ventana. El niño que encontraba diferentes modo de vivir la existencia, al margen de los railes oficiales.
Me aburre este mundo deshilachado, quebrado en su esencia, que no me puede ofrecer nada.

jueves, 3 de julio de 2014

Escucharnos para reencontrarnos.



Mientras en un día tormentoso, comenzamos la clase con el tema de la escucha activa, escucha necesaria para la vida, prestar atención a nuestros interlocutores, y evitar de este modo la soledad. Consiguiendo también un acto creativo y de encuentro satisfactorio. Sigo observando la necesidad imperiosa de escucharnos, atrayendo de este modo un poco de silencio que nos calme y reencuentre con nuestra esencia personal y colectiva.
Una escucha que potencie nuestra observación, y nos resitúe dentro del medio ambiente, de nuestra naturaleza, para vivir más acorde a nuestros más profundos deseos, y necesidades.
Necesidad de escucharnos, desde el silencio oír nuestro ser, escuchando al cuerpo, al espíritu, al inconsciente ampliando el conocimiento propio, y actuando sin desgarrarnos internamente, desde una honestidad y sinceridad, que muestra una persona renovada.
Escuchar como acto de gratitud ante lo que recibimos, llenándonos de experiencias y saberes que ensanchan nuestro ser. Crecer en silencio de la escucha, en el encuentro con los semejantes. Disolviendo enfrentamientos al comprobar que nos identificamos con lo común, la misma masa de la cual surgimos.