Cierra
el tiempo su existencia cíclica, comprimiendo en recuerdos variados un
año de vida. Se acerca los días de pronunciar propósitos para otros
trescientos sesenta y cinco días, en mi un rastro de melancolía y
esperanza fluye por mi cuerpo, enmiendas no pronunciadas se imponen el
el silencio del cuarto. Todo sobre una base de cansancio por sobrevivir
en este año.
Renueva la vida mi piel desgastada, exponiendo los nervios que acogen
las sensaciones del ambiente, en extraña paz que permite respirar
armónicamente. Renovando el oxigeno que nutre mis deseos aún por
cumplir, mis sueños.
Con ojos cerrados contengo el tiempo en un suspiro de fe, desconectado
de la relalidad, para adentrarme en mi profundidad, en mi anhelo de
vida, nacimiento de mi existencia, existencia sin contaminar, donde todo
es tevelado.
Llega el reencuentro con mis promesas, con mi libro de vida, con mis experiencias, para renovar mi compromiso con la vida.