martes, 17 de diciembre de 2013

Cierra el tiempo su existencia cíclica, comprimiendo en recuerdos variados un año de vida. Se acerca los días de pronunciar propósitos para otros trescientos sesenta y cinco días, en mi un rastro de melancolía y esperanza fluye por mi cuerpo, enmiendas no pronunciadas se imponen el el silencio del cuarto. Todo sobre una base de cansancio por sobrevivir en este año.
Renueva la vida mi piel desgastada, exponiendo los nervios que acogen las sensaciones del ambiente, en extraña paz que permite respirar armónicamente. Renovando el oxigeno que nutre mis deseos aún por cumplir, mis sueños.
Con ojos cerrados contengo el tiempo en un suspiro de fe, desconectado de la relalidad, para adentrarme en mi profundidad, en mi anhelo de vida, nacimiento de mi existencia, existencia sin contaminar, donde todo es tevelado.
Llega el reencuentro con mis promesas, con mi libro de vida, con mis experiencias, para renovar mi compromiso con la vida.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Regresó a su hogar, tras una una vida repleta de experiencias, y habiendo cumplido todos sus sueños. En el zenit de su vida, el deseo más fuerte era sentarse en el quicio de la puerta de su casa, charlando u oteando el horizonte. Sin sobresaltos, apaciblemente disfrutar de cada día. Dedicar tiempo a recordar, evocar los amores que vivió en su vida, amores fraternal, carnales, amistoso, espiritual... Evocar los instantes que delimitan su recorrido vital, triunfos y derrotas que le dirreccionaron por el laberinto existencial. Recuerdos que transportan una dulce nostalgia y la satisfacción de haber vivido plenamente, sin juicios de valor, mas con la ternura de los años gozados.
Reencontrarse con los rincones donde transcurrio su infancia, y ahora transcurrirá su vejez, cerrando así el ciclo vital. Uniendo infancia y vejez, ambas etapas con miradas cristalinas, con secillos pensamientos, e inmensas emociones. Mirada con claridad supina donde disuelve la artificiosa realidad. Liberado de todo compromiso. Regrsa a su infancia, para ver el río de la vida transcurrir, y bañarse en ella.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los días ocultan misterios en su aparente rutina, guardan llaves que abren caminos, camufladas en paisaje urbano. El frío trajo instantes de dolor e inmovilidad, atrayendo a la desesperación que esperó en el umbral de la puerta. El sol llegó para ventilar el ambiente con dosis de esperanza, y calma en el cuerpo, y siempre acompaño la mano amiga, solidaria que abriga en la soledad.