Cuando
falta el amor, su espacio es llenado por ansia de poder, de controlar
el mundo, disponiendo de una seguridad frágil, ampliando el ejercicio de
poder, de forma crual, a medida que la vida se muestra ingobernable.
Quedamos atrapados en las redes del mismo poder, que enmascara el vacío
interno, imposible de liberarse, salvo que retomemos la senda del amor,
de un amor libre y entregado a la vida. El único que puede sanar heridas
y mostrar la plenitud de la existencia, mas el dolor que cunfunde la
mente, impulsa a esta a ejercer poder, a dominar el mundo, a fase de
forzar la naturaleza de los seres, hasta llegar al olvido del bienestar,
y dejarse arrastrar por reconres y resentimientos.