miércoles, 10 de septiembre de 2014

Una semilla

Una semilla es todo lo que se necesita, para dar como fruto un frondoso árbol. Sus ramas extendidas al cielo, donde cada primavera son pobladas por sus flores, y profundas raíces que le asienta en la tierra, de donde toma su alimento, desechados por el hombre.
Una semilla es lo que se necesita, para abrir el alma, soñando despierta, asentada en buenas piernas, gracias a las cuales siente a gaia. Permitiendo que el viento la ame, y fecunde con las sensaciones de mil vida, transportada en su vientre. Sintiendo el calor humano del sol, dotándola de un hogar donde recibir el cielo de una mirada. Pertenecer al universo inabarcable, sosteniéndole en su seno.
Una semilla se necesita, para prender la llama de una pasión, sofocándose en los besos de un amor. Ahogando el oxigeno tras el manto de una caricia, logrando reverdecer una piel mustia y desértica de placeres. Llenando el silencio de la música, que acompaña a la danza del cuerpo entumecido, de susurros que cosquillean el dormido oído.
Una semilla es quien contiene toda la vida, resurgiendo en campos abonados, con la fuerza de un anhelo, empeño en ser ella misma. Una semilla es el origen de todo amor, que humanamente se siente revitalizando lo inerte. Una semilla es el sueño de una existencia plena, que regada con lágrimas, acapara toda emoción contenida.
Una semilla me basto para transformar mi ego.

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