viernes, 12 de septiembre de 2014

El paraíso reclama templanza.

Silencio quebrado por rumores de dolor, ruptura de la voz  que nada puede pronunciar. Rezo de esperanza, pretende calmar el cuerpo, que suplica con cariño por el bienestar del amor. Sosteniendo en suspenso el instante, donde una verdad es revelada. No hay tiempo posible hasta que todo circule por el río adecuado, paralizado todo suspiro surgido del corazón. ¿Cómo proseguir sin el conjunto del escenario adecuado?, no hay posibilidad puesto que el infierno podrá instalarse, royendo el alma. 
El paraíso reclama templanza, para penetrar por sus puertas, calma necesaria para redactar la novela que queda por publicar. La añoranza paliará el roce de una caricia, mas no habrá precio por lograr el amor, por lograr el jardín de las delicias.
Tender el ropaje al sol, secando las aguas brotadas, por la mirada, mientras se reanuda el tiempo suspendido. Andamiajes de un futuro, que en el momento preciso se instalará.
Transcurre los instantes, desplegando gestos amorosos, que refuerce la voluntad, de un espíritu pasional. Afecto que alcance a llenar de sensaciones cariñosas, la piel y el corazón de quien permite que le acompañe.
 

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