viernes, 12 de septiembre de 2014

Tan fuerte como el universo.

No hay sentimiento más bello, y profundo en mí, que este amor que recorre todo mi ser, no siento mayor conexión con la vida, con la persona, hacia la cual me impulso a dar pinceladas de mí, para su propio bienestar. Me siento tan vivo, que hasta las emociones de ella, me conecta con mi humanidad, porque ahora comprendo plenamente, que nada humano me es ajeno, que todo anhelo me identifica. 
Salgo de mí, formando parte del todo, formando parte sobre todo de sus caricias, de su mirada, de su voz, contemplando la belleza del vivir, que la razón no observa. Y aunque hay deseo de compartir, de verla y abrazarla, esta supeditado al sentimiento de amor que nace cada día en mi corazón, sentir gustoso su felicidad, compartida conmigo, ofrecer medios y actos que necesite para verla sonreír, verla en paz.
Ser transportado a otra mirada, a un reconocimiento de quien soy, llenando mi alegría de ofrendas que cada día deseo entregar, percibiendo así el amanecer y dotando de sentido lo cotidiano, mientras comprendo el verdadero significado de la generosidad, de la entrega.
Porque amarla es más que un deseo, es un revivir constante, recibiendo de amor, siendo sorprendido por su afecto, compartiendo conmigo su presencia. Ser el receptor de su humana generosidad, colmándome de mil sensaciones, llenando cada palabra de significado, y en el silencio saber que no hay soledad posible, mientras ame, aceptando con alegría su amor, mientras ame con la intención de que logré su felicidad.
Siendo en este preciso momento, partícipe del todo, y no un individuo, pertenecer sin más al aliento de vida, que recibo en sus besos.
Amó con alegría, para entregarla a su corazón, lleno de vitalidad, amo para ofrecer fuerzas y energía, que le facilite alcanzar sus sueños, amo porque a través de este amor, me lleno de felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario