miércoles, 3 de septiembre de 2014

A veces soy muy humano

A veces soy muy valiente, enfrentándome a los molinos de viento, con mis manos nada más, y te beso en medio de la muchedumbre, y escalo los muros del jardín donde vivo, o abandono el hogar, seguro hogar, y con mochila recorro el mundo, que tus labios pronuncian. A veces soy muy valiente, y te digo te quiero, confiado en el futuro, echándome a cuesta el peso de la vida, en ignorante consciencia, empeñado de acercarte al paraíso de tu corazón.
A veces soy muy cobarde, y temo que al despertar no estés, y el mundo me es infranqueable, negándome a superar cercas, por el pánico al vértigo, y me miro en el espejo, con rostro desencajado, sin saber que hacer con todo el amor, que pesa en mis manos. Busco refugio en unos brazos, o en un rincón olvidado, pues vivir se me hace insoportable. A veces lidio en derrota con los temores, que alejan los sueños, y revisten mi percepción de creencias de fragilidad, y castigo mi persona con silenciosa soledad.
A veces soy muy valiente, y no temo caminar desnudo ante mirada escrutadoras, que enjuician mi cordura, y me indigesto con el mundo, mientras sonreímos juntos. Pinto castillos en los aires para que tu mirada no se apague, siendo el amor una ligeras alas que surcan el cielo de tu mirar. A veces soy muy y te busco entre la multitud, con ramos de besos olorosos, y reverencio mi amor, arrodillándome ante tu altar, dejando que hable mi cálido corazón.
A veces soy muy cobarde, queriendo esconderme en un baúl de recuerdos perdidos, por no ser merecedor de tanta gracia, ser vacía sustancia que nada puede ofrecer, y lloro sin lágrimas esperando la despedida, por no ser el quijote esperado. Y no saber como comportarme, influye para retirarme, por ser causante de un dolor futuro, gritos que mi mente vocifera, porque amarte quisiera en esas tardes de pánico, frenado mis pasos para dirigirme a tu puerta y besarte cual si fuese el último día de mi vida. A veces soy muy cobarde y callo todo lo que siento a tu lado, por considerar que no soy importante.
A veces soy muy humano enfrentándome a los dilemas del corazón, valentía y cobardía desfilan ante mi mirada, sabedor del amor que profeso y las exigencias que reclamadas por él. Dilemas entre locura y cordura, que analizados al microscopio resultan ser ficticios, porque sólo queda sueños que se convierten en realidad, o se abandonan. A veces soy muy humano y te extraño al segundo después de despedirnos con un beso, llevando mi excitación a flor de piel, por la caricia de tus manos, y pregunto si es real lo vivido, si en verdad mañana volveré a rozar tus labios, y llenaremos el silencio de verdades del corazón, apostando por un nuevo amanecer donde ser iluminado por tu ser, comprobando como a pesar de mi cobardía, me sigues escogiendo, a pesar de mi valentía me humanizas con tus brazos, y sabiendo los desgarros del telar que me habita, compartes el tiempo con mi persona, veleta entre el miedo y la valentía.
Porque a veces soy muy humano y no puedo ofrecer más que mis vacías manos, y una mirada del mundo fragmentada, temiendo que hoy sea la última vez que te bese, mientras sueño con nuevos instantes para mañana. 

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