sábado, 20 de septiembre de 2014

Renacer cada día.

Su piel me recibe, entre festejos y estallidos de emociones, llenando el espacio que nos une. Sus labios visten mi cuerpo, con amor y pasión, vestimenta que luce más que el sol. Su mirada apunta al universo, que se espande en mi corazón, acomodando el hogar reservado para ella. Sus manos acarician mi cuerpo, calmándolo con el cosquilleo de sus dedos. Y yo me vacío, para llenarme de ella, sintiéndola en mí, alrededor mía, dentro de mí, embelleciéndome. 
Salgo a su encuentro, encontrándome en su rostro, fundiéndome en sus brazos, hasta renacer una vez más, entregado al amor que no se agota. 
Nazco en sus manos, acunado por sus sonrisas, vestido con su dulce pasión, en cada acto de amor. Nazco cada día, en cada encuentro, a la vida que fluye en su voz. Nazco a los sueños que se materializan, en una realidad reinventada a cada segundo, escenario donde se desarrolla la vida compartida, narraciones repletas de cariño. Completa felicidad que inunda mi persona.
Busco la vida en cada caricia, sintiendo su piel en mis dedos, su danza de placer en mi cuerpo, hasta rendirme de agotamiento, alegre en mi corazón, sonriente en mi alma. Llenando mi voz de un prolongado te amo.

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