Las palabras surgían a impulso de un tono entristecido, enfriadas por el frío que la piel anunciaba, reflejando la ténue luz de su mirada. Respirar para reponer el combstible, escaso en su cuerpo, ayudaba a transmitir aquello que corre riesgo de enquistarse en el alma. En ocasiones se esbozaba una frágil sonrisa, entre voces de confusión o dolor.
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