jueves, 12 de septiembre de 2013

Cansado repasa las líneas del horizonte, sin detenerse en ningún punto fijo, ni buscando nada en particualar, salvo relajar la mirada. 
Ausente permanece en aquel rincón, lejano al descurrir cotidiano. Todavía permanece inundado por la imágenes de la lectura, aquellas islas donde habitar, aquellos cielos límpios. La compañía de seres generosos, fieles compañías con las que compartir las noches. Lugares donde reiniciar nueva existencia. 
Desprenderse del polvo acumulado durante el largo caminar. Abandonar los objetos que impiden retornar camino, y disfrutar cual niño del mundo que le acogió.
Sediento bebe una cerveza, escuchando los sonidos de la noches, las últimas voces que en la plazuela se pronuncian, sin pensamiento alguno, prosigue acurrucado en su rincón. Ajeno a información y opiniones que bombardean el mundo, conforme con su limitado conocimiento, y centrado en proseguir viviendo, acorde a un planteamiento de sencillez, sin grandes pretensiones, así vive este instante, donde cerveza en mano, y silencio en sus labios, es espectador del cierre del día. 
Sueña lo justo, lo imprescindible para saborear la vida, y emprende sueños que le revitalicen, al igual que fantasea en demasía, imaginando otros mundos, otros yoes, evitando así asumir redil alguno. Pensando tal cual corresponde vivir. Sus fantasías componen una dosis de humor que le permite no tomarse muy en serio la vida, así puede recorrer la línea del horizonte, sin buscar nada importante.  
No siente excesivas necesidades, sus libros de biblioteca, sus DVDs, sus cervezas, sus paseos por la ciudad o la naturaleza, y el intimo círculo de amores y amistades. Pero por encima de todo su gran necesidad es disponer de tiempo, de su tiempo para vivir lo que sienta y desee. Para permitirse los instantes de pereza consustanciales a él, apartado de ingente proposito tan admirado. Alejado de toda competición, y riqueza acumulable. 
Vive sin planes, sin guardar nada, y a impulso de su deseo. No hay para él más meta que el morir, y todo lo que suceda hasta el fin es impredecible, motivo por el que se niega a planificar su vida. Motivo por el cual derrocha emociones, y no se aferra a nada. Su fin es sentir que vivió.

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