lunes, 16 de septiembre de 2013

En este tiempo he expresado mis dolores ante la incapacida que instala mis dolencias físicas, he llorado la pérdida de una compañera, viví el duelo de seres amados, quebré mis finanzas, y se dificultó mis posibilidades laborales. En este tiempo atenté contra mi, y juzgue el sistema donde crecí, el mismo al que acusé de abandonarnos, secuestrado por una banda mafisosa. Sentí la culpa de no haber escapado a lo vivía, y también la grtitud de cambiar a mi pesar, de introducir cambios, ante la incapacidad de actuar.
Se instaló en mi la sensación de que la vida forzaba un único camino, y así nada de lo vivido ya retornaría, porque el fin de aquello fue una insistencia de aferrarse a un vacío que recluía mi persona en un cristal, observando la vida transcurrir, sin formar parte de ella. Cristal que fue rescrebrajándose hasta sentir el sol en mi rostro.
En este tiempo que conviví con angustia por las deudas acumuladas, y activé en ansias mi mente buscando solución que no hallé. Forzado a ver mi reflejo en el espejo, los ojos apagados, y resignado a permitir que la vida impusiese su ritmo, expresando en mis dedos las emociones que a cada instante sentí, desnudando cada capa que surgió en mi experiencia vital.
En este tiempo que maldije la vida, y dispuse lo necesario para despedirla, creyendo ser incapaz para proseguir, luchando contra vedad y justificación, recordando los retales de vida olvidada, los retales de vida desechados, aquellos que no tuvieron presencia humana.
En este tiempo donde añoré al niño que soñaba, los brazos que daban el calor del amor, los montes que no pude subir, mis gatos, y demás escenas cotidianas que no viví en este tiempo, en el cual logré en fondo del mar, la calma, y encontre los deseos que dejé de escuchar. Redescubrí quien respira en este cuerpo, y vencí miedos que llegarón con la hcatombe inicial. Halle que la vida se impone a la muerte, y amé a quien se refleja en el espejo. Deseché dielogos de la mente que ofuscan el conocimiento, y así se que vibro en deseos de emprender nuevos avatares, sabiendo que duele el cuerpo, mas no impone inmovilidad, sino ritmo pausado, así comenzar a vivir de los sueños que ningún desastre natural destruyó. Escribir para por dos veces vivir y saborear la vida, con la mano tendida al prójimo, en escucha perpetua.
 

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