viernes, 24 de octubre de 2014

El camino como vía.

Desconozco cual es el final del camino, atrás quedo el objetivo, por el cual encaucé mi vida en esta dirección. Es apenas un faro que ilumina entre instantes de confusión. Instantes donde brilla en todo su esplendor, atrayendo la fuerza en un puño que golpee a la indomable vida. Mas en el fondo ya no ansío alcanzar la meta, sino atravesarla, pues en el caminar reconocí a la vida, bailando en las aguas del dolor, al calor de una fugaz estrella, mientras en su espera cicatrizaban mis heridas. No me deslumbra el semiolvidado objetivo, porque la inmensidad del paraje, por el cual transito, despertó mis dormidos sentidos, tal es así que a cada instante sólo deseo ser caminante, para seguir amando el camino, que en su sigilo nos acerca a instantes de felicidad, momentos de sabiduría. 
Son sus sendas, quienes conectan al pasajero, con la compañía de otros humanos, y en su salvaje existencia, mostrar como nos habita el universo, como siendo mota de polvo, contenemos la esencia de la vida, el don de crear. En trazando destinos cuando descubrimos que no habitamos soledades, formando parte del todo inmenso, compartiendo felicidades, con personas que apenas veremos, con humanos que se instalaran en nuestras vidas.
No sé realmente que impulso a caminar, recorriendo esta senda, por la cual me desprendí de ideas oxidadas, vaciando el desván de mi pensamiento, y recibí el amor, que antaño mendigaba, los futuros que el velo de una lógica irracional ocultó, el reencuentro conmigo, trastocando prioridades, y anteponiendo importancias a urgencias. 
No tengo prisa por alcanzar el siguiente punto de partida, me basta escuchar en la ciudad el canto de un pájaro, desear besar los labios de la amada, compartir horas de embriaguez exaltando el futuro y la amistad, dar turno de espera a quienes reclaman sus deudas, mientras muestro mis vacías manos, y late mi repleto corazón.
Camino alcanzando punto de salidas, puesto que no existen metas, a las que llegar, sino lugares donde reposar para proseguir camino, sendas que en ocasiones son creadas a voluntad de unas pisadas.
Y mientras recibo emociones que recuerden a mi mente que vivo, y ofrendas en forma de perlas de sabiduría, transitando la cotidianidad, donde compartir experiencias.
Ahora se que solo el movimiento contiene la anisada felicidad, que solo caminando sin rumbo fijo, guiado por el faro de un deseo, sin búsqueda de nada uno encuentra la vida, puesto que esta aflora del intimo deseo que guardamos. 

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