Hablo no
para ti, pagado de sí mismo, sino para quienes juzgarán nuestro quehacer,
aquellos que realmente componen la historia, y reclamarán sus agravios, en duro
juicio motivado por las consecuencias que les obligamos a tragar, aquellos que
se rebelaran contra los compromisos incumplidos, aquellos paraísos que no
ofrecimos. No es para ti, para quien dirijo mis palabras, si sos capaz de
menospreciar mis heridas, no lograrás entender mis aullidos, y sólo aquellos
que caminan tras nos, lograrán comprender en su plenitud. Cuando seamos unos
desconocidos, incapaces de lograr un futuro.
Tu gloria
quedara en polvo, y el brillo de tu ego mostrara la pila que lo alumbra, nada
comparable con aquellos que muestra la luz de su ser entero, no la mezcla de
mentiras, y miedos que crean egos alternos, basados en suspiros del viento.
Ignorante en tu vanidad, crees hacer historia, mas la historia se interpreta, y
no serán tus ojos quien lo haga, sino el futuro que se revolverá contra ti.
No puedo
hablar para ti, pues tu sordera logró que también quedases ciego, y así
ensanchas los abismos al cual hundiremos nuestra mente pensante. Ya me dispongo
al fin que niegas, ante la evidente realidad.
No es para ti, mis palabras sintiente.
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