domingo, 13 de octubre de 2013

En ausencias permanezco, impasible al viento, cegado por la noche, doblo mi voz planchada, para guardarla en el arcón, del cual rescataré mañana. En ausencias de mis besos, que oculté no sé bien donde, mantengo el silencio en mis oídos, esperando que mi piel detecte los labios que los retuvieron. Ausencias de tiempo, se alarga el presente, repleto de suspiros que camuflo para sorpresa mía, cuando nadie acompaña.
En ausencias de sonidos, quedo preso de la esencia, que espera a la despedida a la francesa. Cuando los conjuros de las justificaciones, perdieron su fuerza, y la luz deslumbra sin juicio. Mantengo sordo discurso con lo evidente, la esencia palpable permutada por el sueño irrealizable. Cantos hipnóticos, conduciendo voluntades, a pesar del fuerte grito intuitivo, que ignoramos.
Podría describir el escenario de ausencias, con mil formas distintas, edulcorarlo, o mostrarlo con crudeza. Podría hablar sobre él, mas en nada elimina mi paraje de ausencias, ni la cuenta en número rojos, del banco de favores, ni el vacío que devora mi hambre. Podría mostrar mi rostro en pena, y no alcanzaría a llenar mis ausencias, aunque surgiese desfiles de simpatías, incapaces de ofrecer los silencios necesarios, para llenarlos de palabras olvidadas. Imposible de llenar mi piel de los brazos que acarician, de abrazos que componen hogares, ni de la limpieza de angustias, que logran caricias. 
Podría describir la nada, sin que ello fuese mostrada.

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