martes, 27 de agosto de 2013

Negándome

  • NO, es el sonido que más oigo, en respuesta a mi débil empuje de proyectar una diluida voluntad, empeñada en soportar la construcción de un ideal, de una solución al hastío destructivo. Y NO es el grito que más me rodea, sentencia de realidad, negación de otro mundo, que se vocifera o esculpe en el espíritu. No es lo que se dibuja en el paisaje desolado en apariencia, negación del sol que alumbra las derruidas casas. Derrumbes que permite iniciar hogares nuevos. Y aunque en ocasiones observo lo oculto, los caminos que pueden liberar del laberinto, y lo expongo, en el silencio de las respuestas quedan un NO, un NO que niegan posibilidad de contribuir a la riqueza de su empresa, un NO que niega apostar por una nueva forma de relacionarse, de ser y vivir feliz. No es la palabra que más se pronuncia, y cuando se le cuestiona, golpean que el origen del NO, la inamovible realidad, última pantalla de la inmovilidad personal, intuyo. No empapando la voluntad que casi fallece por envenenamiento de realidad, que cedió al brutal empuje del NO. Y sin embargo mi deseo guardo cuerpo en esporas que pudieran resistir al holocausto de los sueños, y ahí permaneció, aflorando en ocasiones para recordar que no había desaparecido, para iluminar caminos enterrados en el polvo del NO, sentir el palpitar de la vida que recompone la voluntad herida. Confiar en poder arrasar el NO, aun cuando el camino emprendido termine en callejón sin salida, saber que busco alternativa a la muerte de la inteligencia, que adormece lo humano. Derrumbar sus trincheras del NO, hasta confluir en otra verdad, en otra vida que niegue la absoluta realidad, venciendo al NO. Por mas que me nieguen, poder reconocerme, y respirar un SI, millares de SI.

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