sábado, 12 de octubre de 2019

Cuanto silencio existe entre nuestras voces
ruido que en nada oculta la falta de inteligencia 
distrae de como nos derrumbamos con nuestras coces
huyendo de la ausencia.
Mas nada decimos entre los sonidos pronunciados
cuando sería mejor permanecer callados
eludiendo la condena de quedar atados
al hilo del vacío amamantado.
Y la distancia se muestra infranqueable
porque aunque nos juntemos
queda el silencio infamable
para que cuando decidamos nos quememos.
Quemarse de olvido
confusa verdad encerrada
sin saber ya donde quedó perdido
nuestro alma arañada.
Heridas finas por las que surge la rabia
gritando a rebelarse al odio dormido
cuando por hogar queda una habitación vacia
enciende la llama del ser dolorido.
Rendirse a la pobreza de una vida sin sentido
sin llenarse de vida
sabedor de caer rendido
en la tumba de mi muerte perdida.
Cuando por fin vea la luz brillante
ignorada a conciencia antes
por más que surgiera por delante
cegando los venideros instantes.
Ahí sabré que me libero
abrazaré la derrota que me encumbra
y ofreceré una historia, cual librero 
para quienes sienten que se derrumban.
Entraré en el silencio
lleno de vacios
perdido y derrotado
completaré a mi ser amado.

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