Llegó
el día de verse reflejado en el espejo, recibir la imagen que en la
sombra se movía a su anchas. La luz del cándil fue alumbrando su rostro,
su mirada perdida en el temor a reconocerse, tan desnudo y con claridad
que descubriera su verdadero yo, mas la angustia vivida durante los
últimos meses, generada por el movimiento de la sombra, que acechante
invadía su sueño, y la curiosidad por saber, le impulsó a buscar remedio
a tan extraño suceso, bordeando la locura, partió por viajes de
profesionales de la salud, y bibliotecas en busca de libros que hablasen
de lo que le sucedía.
Su
vida se había transfigurado, desde el instante que observo el movimiento
de la sombra, desequilibrado se descuido en su aseo, y su
comportamiento se modificó radicalmente hasta el punto de alejarse de su
vida social. Caminaba por las calles mirando en todoas direcciones
esperando observar la sombra que le perseguía, y contemplando rostros
desencajados, monstruosos en ocasiones. Los tratamientos psiquiatricos
no surtieron efecto, y su búsqueda intelectual lo remediaba su mal. así
fue palideciendo, y formándose unas ojeras que ocultaban sus ojos otrora
brillantes y vivaces, aunque fríos, sin vida.
Una
mañana se levanto y salió a la calle gritando que le ayudasen, siendo
eludido por el común de los viandantes, que asustados ocultamban sus
temores indentificándole con un loco, u peligroso loco que rasgaban su
cordura programada. Así anduvo horas hasta toparse con una mujer que se
acercó a él, y en silencio le acarició, hasta lograr que se calmara, y
cayera en un sueño profundo.
Al
despertar se encontró en una vivienda que era la suya, y en el
entreabrir de los ojos, oyo la voz de la mujer, que le preguntaba si se
encontraba bien, así tomo conciencia de que había podído dormir
plácidamente, y recordó como sus cuaricias habían calmado sus temores, y
el miedo a la oscuridad dejó paso al sueño aplazado durante semanas.
Quiso saber como lo había logrado, y ella le contó quien era, y lo que
percibió tras su desgarrado grito de un hombre desesperado y supo que
había que tender la mano que le aydara. Le trajo de comer y le dejó en
soledad, contemplando la luz que atravesaba la ventana.
Con
los días la mujer le expreso su verdadero ser, proviniente de
ancestrales tradiciones, que impulsaban la sabiduría mediante la
revelación y no la acumulación de conocimientos. Le explicó que la
sombra que le acechaba la generaba él, algo a lo cual se resistía a
creer, motivo por el cual decidió conducirle mediante el examen de cada
experiencia vivida, confiada en que la verdad sería mostrada.
Día
tras día las resistencias lógicas de él fueron cediendo, y comprobo que
había sido atrapado por caretas que le alejaban del verdadero ser, que
la vida había perdido su jugo, a medida que se amoldaba a los preceptos
sociales, descubrió el vacío que ocupaba su pecho, e intuyó que la
sombra formaba parte de lo oculto en las profundidades de su mente.
En
este punto suplicó una solución a lo que vivía, y ella le indicó que se
enfrentara a la sombra, que alumbrase un espejo y durante horas viera el
reflejo. Pasó semanas hasta que un sueño le impulso a aceptar el ritual
propuesto, y así preparó la habitación en la cual se encontraba, y se
aventuró en mirar su reflejo, siendo atrapado por su mirada, y a través
de ella pudo reconciliarse con él, observando el verdadero rostro que
permanecía tras sus arrugas. En ese instante la sombra brilló y alumbró
el niño que abandono por ser un adulto responsable y coherente.
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